viernes, 9 de noviembre de 2012



















RELACIONES. 
                           CONOCIMIENTO




Me fastidia en secreto, pero considerablemente, el hecho de que, cuando en una reunión de cualquier clase, se  inicia una conversación, a las pocas palabras pronunciadas la otra persona (en singular o plural), pregunta: “Y tú, ¿a qué te dedicas? “ o “¿De qué trabajas”, o se inquiere de otra manera, pero desean saber el trabajo que uno hace, como si fuesen Agencias Personales de Empleo.
   Y es que, por desdicha, el trabajo, como  las enfermedades, nos resulta indeseado; no refleja casi nada  de nuestra personalidad; es un factor ajeno a nosotros
   Puede que me halle en pensamiento equivocado, pero, creo que, en Ambientes de Establecimiento de Contactos (AEC), que pueden ser pubs, bares, supermercados, gimnasios, puertos, aviones, fábricas, oficinas y casi cualquier lugar o situación,





Lo más acertado sería  interesarnos por los gustos o aficiones de la persona que ha despertado nuestra simpatía o interés.
  Por ejemplo, preguntarle por las películas que le atraen, los libros que le place leer, las series de TV que le gustan, los temas que le interesan, las músicas que escucha…
   En mi  modificable opinión, esta sería una manera más adecuada para  intentar anclar una relación: no comenzar preguntando por el trabajo que hace la otra persona, sino por aquello que despierta su interés.




  De esa manera, tal vez  avancemos en la exploración de la auténtica  manera de ser de la otra persona, obteniendo más información sobre ella que nos permitirá decidir si  perseveramos en tratar de acercarnos   o desistir a los pocos intentos.
   Pero lo más adecuado, repito, sería iniciar los acercamientos  interesándonos por los gustos y aficiones de la persona de nuestro interés  y nos daremos cuenta del vocabulario que posee cuando hable de aquello que le gusta, pudiendo deducir sus conocimientos reales, o puede que descubramos que finge un poco, si no tiene cierta profundidad en los temas que afirma que le gustan.
  






También es importante el darnos cuenta del tono y el gesto utilizados a fin de tomar en cuenta de la distancia existente entre el arranque de temas que le gustan y la velocidad con la que va rebasando los niveles emocionales del 0 al 10, por ejemplo.
   Naturalmente, esto no quiere decir que nos convirtamos en una especie de notarios de las emociones de los otros o pretender ser como  fríos analistas  de ajenos caracteres.  NOOO.
  



Al contrario, es un  intento por construir puentes de humanidad para conocernos tal como somos, fuera de los trabajos, muchas veces impuestos por la necesidad o la injusticia.
  Que podamos comunicarnos hablando de lo que nos motiva, que nos mantiene  más vivos, realmente vivos, en contacto con nuestro corazón y con nuestro cerebro.




                                                                   
  Salud y Buena Suerte.







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