jueves, 11 de octubre de 2012

LA CASA REAL ESPAÑOLA SE HACE REAL



















LA  CASA  REAL ESPAÑOLA   SE HACE  REAL



Y su majestad, el rey de España, abrió su hoja Web.  Y nos exhorta a los españoles a no soñar quimeras ni ahondar heridas;  tenemos que aguantarnos: sufrir lo que haga falta; no denunciar los fallos del sistema; hay que aguantar. Ese es nuestro destino. O el que quieren  algunos. 
Pregunta: ¿Quién obra mejor? ¿E l que calla los fallos del sistema y permite que sigan produciéndose fallos e injusticias, o aquel que los denuncia y propone sugerencias que puedan dar origen a nuevos caminos que resulten mejores para la mayoría de personas?
Parece que su majestad  ya ha elegido su opción: esconder la cabeza.



















Y el príncipe de Asturias caminó entre la gente común. ¡Y repartió apretones de mano y besos! Y ayudó a un ciclista que se había caído. Y repartió, con señalada sencillez, apretones de mano y saludos a la gente común. Incluso, un audaz ciudadano común le animó: “Lo está haciendo muy bien”. Supongo que ¿se refería a saludar a las gentes comunes?.
  Es que el Príncipe es un ángel. Y no me refiero a que no tenga vida terrenal ni historia ni hechos pecaminosos ni pensamientos conocidos más allá del Protocolo Celestial del Palacio Real.
















  Y en el puesto de la banderita que presidía la princesa consorte, Doña Leticia,  un grupo de simpáticos  moteros, que, según relata El Norte de Castilla “iban bien equipados de cascos, cuero y barbas” (¿equipados con barbas???), aparcaron sus Harley Davidson  y charlaron unos instantes con la  amable princesa mientras entregaban sus donativos.















Y la Casa Real española tendrá un programa en Televisión española a partir del próximo sábado. Fantástico. Espléndido.




















Sinceramente. Con el debido respeto, todos estos hechos parecen una película  destinada a lavar la cara de la casa real española. Y a juzgar por los esfuerzos que llevan a cabo,  se  deduce que estará como las estancias del rey Augías  cuando le encargó al servicio de limpieza de un tal Heracles que procediese a enmendar la situación



  Saludos a todos, Damas y Caballeros.

















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