viernes, 18 de octubre de 2013











ESTADOS  UNIDOS  ANTE  EL  ABISMO
(PERO NO TANTO)

Todas las informaciones nos gritan que Estados Unidos ha estado a un pasito de precipitarse al abismo del caos económico; el Gobierno (es decir, dicen que el país) puede tambalearse o caer en la bancarrota…
   Sin embargo, pese al gran peligro, la sensible (a las conmociones económicas) Bolsa de Nueva York, y las igualmente sensibles al mismo tema instituciones de Wall Street, han continuado imperturbables sus actividades, como si no sucediera nada; es más, la bolsa incluso ha experimentado notables subidas y  agradables  ganancias para sus distinguidos inversores y allegados (que son más numerosos de lo que creemos).

A nosotros no nos afectan las crisis...



 ¿Cómo es eso?. ¿Cómo es posible que los más altos sectores financieros de una mega potencia mundial, que se hallan dotados de los más avanzados sistemas de detección de perturbaciones que puedan afectar al corazón de las finanzas, no acusen  la inminencia de un terremoto que puede afectarles profundamente de manera negativa?
Pues yo, me he quedado sin trabajo...

   Se me ocurren varias respuestas, probablemente  desaconsejables  de aseverar, pero, en ocasiones, lo disparatado es lo que más se aproxima a la realidad: Me  viene a la mente la primera escena de “Los Intereses Creados”, la obra teatral de D. Jacinto Benavente, en la que  el protagonista le dice a su criado, Crispín, que entonces se catalogaba como un pícaro y hoy diríamos que es un sagaz emprendedor, que ya han llegado a la ciudad. Y el emprendedor Crispín le responde que no hay una ciudad, sino dos: una ciudad para los que tienen dinero y bienes y otra ciudad para aquellos que no tienen nada. Unos se hallan casi siempre bien…y otros están casi siempre peor.

Mr. Obama:---Los políticos son malos...¡Un Momento!...Yo...¿Qué soy...?


   En mi discutible malformada opinión, el caos económico que nos gritan que  puede conmocionar  a Estados Unidos, afectaría, casi en su totalidad, únicamente a los círculos sociales más débiles (los de siempre): los funcionarios que atienden los museos, organismos de atención a las clases media-baja, parques, la NASA (que  se entiende como una organización científico-cultural = prescindible), escuelas de barrios degradados o próximos a  serlo…Pero ese tremendo terremoto económico no afectará, por lo menos durante un periodo de tiempo a los Círculos Económicos  del Olimpo, los lugares en los que se fraguan muchos desastres para otros y los suculentos beneficios para los insondables bolsillos propios. 

Presidente Roosevelt:---Si yo levantara la cabeza...Me volvería a morir del disgusto...


Así, que Wall Street y sus seguidores permanecen tranquilos y siguen recolectando los frutos de sus Flores del Mal, ajenos  las angustias y penurias de los desafortunados que no son como ellos y que, ellos sí, que pueden dejar de percibir sus sueldos; perder sus empleos…cierto; una parte del país podría paralizarse y despeñarse hacia el Averno; pero eso, de momento, no afecta a los dioses económicos del Olimpo.   Cuando pueda afectarles, moverán ficha y se producirán resultados…Y tengo la creencia casi dogmática, que serán positivos para ellos…para nosotros…me parece que también lo tengo oscuramente claro…
   Claro que la actitud de no tomar medidas a lo que, de momento, no les afecte  es inconsciente, pero no existen muchos indicios de que los Genios de Wall Street sean igual de capacitados en entender lo humano…


PERSONAL ITSMOS
 Hay canciones que evocan escenas. Escenas que no se han producido, o que, por lo menos, no como nos hubiese complacido: Pero  despiertan ecos de futuro, tal vez pasado, en los recovecos de nuestro (mi) deshabitado cerebelo.

  Por ejemplo, esa canción de uno de los grupos musicales que me agradan: Mumford and Sons:” I Wil  Wait”; 
Mumford & Sons

una delicia: imagino unas  mañanas  claras, 


un camino cercano al mar orillado por altos pinos; o un sendero casi perdido entre las campiñas, el olor de hierba fresca o de mar abierto, 


los muros adustos de las casas  que en esos momentos son cómplices de nuestra esperanza, la ilusión de llegar a ver a esa persona que perturba nuestros  sentidos y que podemos encontrarla…Reverdece  las adormecidas capacidades de ensoñar, de imaginar historias que prestan alas a irrazonables sueños. Y que pueden ayudarnos a resistir las cortantes horas del trabajo rutinario, las fatigas de lo que se pierde poco a poco…


Necesitamos, más que nunca, buscar y recuperar la imaginación, la ilusión. Y tratar de hacernos creyentes en la fé de que lo que parece imposible puede hacerse ¿por qué no? real





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