DIOS Y
EL HOLOCAUSTO
Me
sorprende el hecho de que se pueda discutir con toda libertad sobre la
existencia o no de Dios.
Y no sucede nada.
Y
algunos aventuran la hipótesis de que
Dios tal vez sea mujer. Ohoooo. Y, si
fuese mujer, incluso podría ser negra…U oriental. Aunque también podría ser un hippie, un
marginado…
Se aceptan
casi todas las variantes.
Y no pasa nada.
Y aparecen
otros afirmando que Dios no existe; no es más que una invención de los Amos, de
los Dirigentes, para distraer y amansar
al pueblo.
Y no pasa nada.
Sin embargo, no se puede debatir, ni mucho
menos dudar, ni en lo más mínimo, de los hechos del Holocausto que padecieron
millones de personas del pueblo judío; no se puede mover ni la más mínima pieza
de la estructura historiada del terrible Holocausto. NI pensarlo.
Aquellos
que lo intentan padecen toda clase de represiones: pierden su trabajo, son
marginados de los medios de comunicación, reciben toda clase de adjetivos
descalificadores de los habituales colaboradores
de los Medios…
Entonces, ¿quiere esto significar que se da
más importancia al Holocausto que a Dios?.
¿O que es
más frágil y por eso hay que preservarlo de cualquier tipo de debate?.
Creo, no con total seguridad, que lo más
conveniente para la buena salud y buen funcionamiento de los órganos de la
civilización, que se deberían tratar
todos los temas de nuestra sociedad, por muy punzantes que resulten, y siempre
con el debido respeto mutuo de quienes
intervengan en el debate y aquellos que se sientan afectados.
Pero no resulta justo que algunos se
adjudiquen el eterno papel de víctimas y que les sirva como paraguas para
alcanzar sus fines, que, en ocasiones, tal vez puedan ser reprobables, incluso
en grado extremo, y que pretendan hallarse en posesión de la Razón en todo momento y que
sus medios de conseguir los objetivos prefijados están, siempre, justificados.
No tolerando el menor debate acerca de sus acciones.
todos
somos tripulantes de planeta Tierra.